Cuando pensamos en llevar a nuestros hijos al dentista, a la mayoría se nos vienen a la mente imágenes de ruidos de taladros, jeringas, niños llorando y caras de susto. Pero, ¿y si te dijera que la odontología moderna está cambiando eso? Hoy en día, existe un enfoque mucho más amigable, respetuoso y menos agresivo con los dientes de los peques: la odontología mínimamente invasiva. Este tipo de odontología busca cuidar y tratar los dientes sin hacer más daño del necesario, aprovechando las tecnologías modernas y una mejor comprensión de cómo funcionan las caries y la salud bucal en general.
¿Qué significa «odontología mínimamente invasiva»?
Antes de entrar en la materia, comprendamos a que hacen referencia estas palabras. La odontología mínimamente invasiva es un conjunto de técnicas que intentan conservar los dientes de la mejor forma posible. Es decir, en lugar de ir directo al taladro, se buscan formas más suaves y cuidadosas para tratar los dientes. Esto no quiere decir que se dejen de tratar las caries y otras patologías bucodentales, sino que se hace de forma más respetuosa con los tejidos duros y blandos de la boca del niño. Se prioriza la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento que dañe lo menos posible el esmalte y la dentina (las capas del diente).
Odontología mínimamente invasiva en niños: ¿por que esta importante?
Los dientes de los niños no son iguales a los de los adultos. Los dientes temporales, también llamados dientes de leche, tienen un esmalte más delgado y una pulpa (la parte interna del diente) más grande en proporción, lo que los hace más sensibles. Además, la experiencia que tenga un niño en el dentista puede marcarle de por vida. Cuando un niño que va por primera vez a un dentista pasa un mal rato, es muy probable que desarrolle odontofobia y no quiera acudir nunca más a la consulta. Por eso, el enfoque mínimamente invasivo no solo protege sus dientes, sino también su bienestar emocional.
Principales técnicas de odontología mínimamente invasiva en niños
Ahora sí, vamos a lo interesante: ¿cómo se trata a los niños con esta filosofía? Existen varias técnicas y herramientas que forman parte de la odontología mínimamente invasiva. A continuación, te explicamos las más comunes y eficaces:
Selladores de fisuras: Los molares de los niños -especialmente, los recién erupcionados- tienen unos surquitos (llamados fisuras) donde se acumulan con facilidad los restos de alimentos y bacterias. Para evitar que en esta zona se forme una caries, se colocan selladores: una capa plástica que cubre esos surcos y los protege. Esta técnica es indolora y no requiere del uso de anestesia. Sin embargo, es muy eficaz a la hora de evitar el desarrollo de patologías dentales en el futuro.
Fluoruros y barnices: el fluoruro ayuda a fortalecer el esmalte dental y puede incluso revertir caries en su etapa inicial. Los odontopediatras aplicamos barnices de flúor directamente sobre los dientes del niño. Es rápido, indoloro y muy eficaz. Aunque no remplaza al cepillado de los dientes, es una excelente ayuda extra.
Tratamientos de caries sin anestesia ni taladro: una de las técnicas más interesantes es la del tratamiento químico de la caries. Aquí se utilizan productos como el papacárie o el caridex, que son geles que se aplican sobre el diente y ayudan a «reblandecer» la parte de la caries para retirarla sin necesidad de usar la fresa (el famoso taladro del dentista). También se usa una técnica llamada infiltración de resinas (como el sistema ICON), ideal para caries muy superficiales. Se aplica una resina que sella la caries sin necesidad de perforar el diente.
Técnica ART (tratamiento restaurativo atraumático): esta técnica es muy frecuente en lugares con pocos recursos (por ejemplo, en países del tercer mundo); pero también en odontología infantil moderna. Consiste en limpiar la caries con instrumentos manuales (sin taladro) y colocar un material especial (como ionómero de vidrio) que se adhiere muy bien al diente y libera flúor. Es un tratamiento ideal para niños con odontofobia (miedo al dentista) o con necesidades especiales.
Prevención de caries: la odontología mínimamente invasiva no se enfoca solo en tratar, sino en prevenir y mantener. El dentista evalúa el riesgo de caries del niño (por su dieta, higiene, genética, etc.) y crea un plan personalizado que puede incluir:
-Consejos sobre alimentación (dietas con menor cantidad de alimentos ricos en azúcar y bebidas ácidas).
-Técnicas correctas de cepillado y uso de hilo dental.
-Visitas regulares para revisar el estado de los dientes.
Odontología mínimamente invasiva: el papel de los padres es fundamental
La odontología mínimamente invasiva resulta mucho más eficaz, cuando los padres toman cartas en el asunto. Dicho de otro modo, no se trata solo de acudir con su hijo al dentista cuando a este le duele una muela, sino de inculcarle buenos hábitos para el cuidado de su boca desde que es pequeño. Aquí te dejamos algunas consejos muy útiles la respecto:
-Lleva a tu peque al odontopediatra antes del primer año: aunque no lo parezca, los dientes de leche también necesitan revisión.
-Supervisa el cepillado de los dientes hasta al menos los 8 años: la mayoría de los niños menores de esta edad no tienen la suficiente destreza para limpiarse los dientes y la boca correctamente.
-Evita dar alimentos azucaradas entre comidas: los snacks dulces entre horas son el peor enemigo de los dientes.
-Sé un buen ejemplo: si tu hijo observa que tu te cuidas los dientes, probablemente, el también haga lo mismo.
¿Cuándo es necesario usar el taladro o anestesia?
Aunque la odontología mínimamente invasiva es muy efectiva, lo cierto es que en determinados casos no queda más remedio que hacer un tratamiento convencional. Por ejemplo, si una caries está muy avanzada o el nervio está infectado, el tratamiento necesitará el uso de anestesia y una técnica más completa. La clave reside en detectar las patologías a tiempo. Cuando llevamos a los niños al odontopediatra con frecuencia, la mayoría de las caries pueden ser tratadas sin dolor, sin pinchazos y sin malas experiencia para los peques de la casa.
Beneficios de la odontología mínimamente invasiva
Para concluir, veamos un resumen de todas las cosas positivas que nos ofrece la odontología mínimamente invasiva en los niños:
- Menos dolor y menos miedo.
- Se conservan los dientes naturales por más tiempo.
- Se crean hábitos de prevención desde pequeños.
- Las visitas al dentista se vuelven algo positivo.
- Disminuye la necesidad de tratamientos complejos en el futuro.
La odontología mínimamente invasiva llegó para quedarse, y es una excelente noticia para las familias. Gracias a este enfoque, es posible cuidar la salud bucal de nuestros hijos sin necesidad de que estos pasen por experiencias traumaticas o el dolor. Con técnicas más suaves, herramientas modernas y un enfoque preventivo, estamos enseñando a los niños que ir al dentista no tiene por qué ser una pesadilla. Así que ya sabes, si tienes peques en casa, busca un odontopediatra que trabaje con este enfoque. Cuanto antes empieces, más fácil será mantener sanas y felices las sonrisas de tus hijos.