Alimentos sólidos y la salud oral infantil

 

¿Cómo pasar a los alimentos sólidos cuidando la salud oral de los niños?


Cuando llega el momento de que nuestros pequeños comiencen a probar alimentos sólidos, los padres experimentamos una mezcla de emoción y nerviosismo. No cabe duda que esta etapa es un gran paso en su desarrollo, pero también nos genera muchas dudas. ¿Qué pueden comer los niños? ¿Cómo evitar que se atraganten? ¿Y qué pasa con sus dientes? Aunque en muchas ocasiones nos enfocamos en lo nutritivo (que si el brócoli, que si el pollo, que si el plátano…), lo cierto es que también debemos tener en cuenta la salud oral de los niños en este proceso. Al fin u al cabo, los dientes de leche también necesitan cuidados desde el primer momento en el que aparecen. A lo largo de este artículo, voy a contarte cómo puedes hacer esta transición a los alimentos sólidos de forma segura, saludable y, por supuesto, cuidado la sonrisa de tus pequeños.

¿Cuándo pueden comenzar a comer alimentos sólidos los niños?


La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños empiecen con los alimentos sólidos alrededor de los 6 meses de edad. No obstante, esto puede variar un poco en función del desarrollo del niño. Entonces, ¿cómo puedes saber si tu peque está preparado para los alimentos sólidos? Algunas señales que indican que tu bebé puede comenzar a probar sólidos son estas:

  • Se sienta con apoyo y mantiene la cabeza erguida.

  • Muestra interés por la comida cuando te ve comer.

  • Ha perdido el reflejo de extrusión (ya no empuja la comida con la lengua).

  • Abre la boca cuando se le acerca una cuchara o comida.

Aunque tu bebé empiece a probar los sólidos, es fundamental que la leche materna o de fórmula siga siendo su principal fuente de alimento hasta su primer año de vida. ¿Y en qué influyen la transición a los alimentos sólidos en la salud de tu bebé? Pues, ¡en mucho! Cuando introducimos los sólidos en la dieta del bebé, favorecemos que este desarrolle correctamente los músculos faciales, la lengua y la mandíbula. Todo esto influye directamente en cómo se forman sus dientes, cómo se alinea su mordida y cómo se desarrolla su habla. En definitiva, comer alimentos sólidos no solo influye en la nutrición de tu pequeño, sino también en el desarrollo de toda su boca. Además, algunos alimentos pueden aumentar el riesgo de caries si no se cuida bien la higiene oral. Así que cuanto antes empieces a enseñar buenos hábitos de higiene oral al niño, mejor.

Alimentos sólidos y salud oral: aspectos a tener en cuenta para cuidar la salud bucodental de los niños


La importancia de la textura de los alimentos: lo habitual es comenzar la transición a los alimentos sólidos del bebé dándole purés muy suaves. Aunque esto está bien durante los primeros días, lo cierto es que no se recomienda esa textura de alimentos por un tiempo prolongado. Esto lo único que puede provocar es que la boca de tu pequeño no se desarrolle como corresponde. Lo ideal es avanzar de forma progresiva a texturas más sólidas y grumosas, que obliguen al bebé a masticar los alimentos. Masticar estimula el crecimiento de los maxilares, fortalece las encías y ayuda a que los dientes salgan correctamente. Además, permite que el niño se familiarice con diferentes sensaciones, lo que reduce el riesgo de que más adelante sea selectivo con la comida (el famoso «no me gusta nada»). Aquí te dejo un consejo muy útil respecto a este tema: comienza con trocitos blandos de frutas, verduras cocidas, panecillo o arroz suave. Por ejemplo, el método Baby Led Weaning (BLW), propone que el bebé explore alimentos en trozos desde el principio. Eso sí, siempre con mucha supervisión de parte de sus padres.

Cuidado con el azúcar: una de las principales causas de caries en niños pequeños es la exposición temprana y frecuente al azúcar. Y no te estoy hablando solo del azúcar de los dulces o zumos, sino también de los yogures azucarados, las compotas procesadas, las galletitas para bebés o los cereales del desayuno. Incluso algunos productos que pueden parecerte saludables puede tener azúcares añadidos. Por eso es importante que leas con atención las etiquetas y que optes siempre por alimentos naturales o sin azúcar agregada. La caries es la patología dental crónica más común en la infancia. Y una vez que aparece en los dientes de leche, puede afectar la salud de los dientes permanentes. Así que prevenir desde el principio es clave.

¿Cómo limpiar su boca si aún no tiene dientes?: La mayoría de las personas piensan que hay que comenzar a cepillar los dientes de los niños cuando sale sus primeros dientes de leche. Sin embargo, esto no es así. La higiene dental de tu pequeño tienen que empezar antes de que erupcione su primer diente: limpia las encías del bebé con una gasita húmeda después de cada comida. De esta manera, estarás eliminando los restos de leche o alimentos de su boca y, por tanto, previniendo que desarrolle caries. Cuando aparezcan sus primeros dientes (alrededor de los 6 u 8 meses de edad), sigue estas pautas:

  • Usa un cepillo de cerdas suaves y de tamaño infantil.

  • Cepilla los dientes del niño dos veces al día (pon especial énfasis en la limpieza dental antes de irse a la cama).

  • Utiliza pasta dental con flúor (la cantidad tiene que ser aproximadamente la del tamaño de un granito de arroz).

  • No dejes que tu bebé se quede dormido con el biberón (sobre todo si contiene leche o zumos).

Alimentos que ayudan a la salud bucodental: algunos alimentos son aliados naturales de la salud oral:

  • Frutas y verduras crujientes (como la manzana o la zanahoria cocida) ayudan a limpiar los dientes y las encías.

  • Quesos y yogures naturales (sin azúcar) aportan calcio y fortalecen el esmalte.

  • Agua: es la mejor bebida. Ayuda a arrastrar los restos de comida y a mantener la boca hidratada.

Un consejo: limita el consumo de snacks pegajosos (pasas, galletitas blandas o pan de molde) de tu hijo, ya que suelen quedarse adheridos a los dientes.

La primera visita al odontopediatra: este es un punto clave que muchas veces los padres pasan por alto. Tu hijo debe visitar por primera vez la clínica de un odontopediatra cuando sale su primer diente o al cumplir el primer año de vida. En esa primera consulta el profesional revisar el desarrollo de la boca del bebé, te enseñará las técnicas de higiene bucodental adecuadas y responderá cualquier duda que tengas. Además, también puede detectar a tiempo cualquier patología que este comenzando a gestarse en la boca de tu hijo. Por último, ir al dentista desde pequeños también ayuda a los peques a familiarizarse con el ambiente y a no tener miedo en el futuro.

Hábitos que conviene evitar: durante la transición a los alimentos sólidos, hay ciertas costumbres que suelen parecer inofensivas, pero que puede perjudicar a largo plazo la salud oral de los niños. Por ejemplo:

  • Probar la comida con la cuchara del bebé o limpiarle el chupete con tu boca: esto puede transmitir bacterias que causan caries.

  • Usar alimentos como premios o consuelos: crea una asociación emocional con la comida que puede generar hábitos poco saludables.

  • Chupetes azucarados o mojados en miel: totalmente desaconsejados. Aumentan el riesgo de caries desde el inicio.

Hacer de la higiene oral un juego: a muchos niños no les gusta que les limpien la boca o los dientes… al principio. Pero si lo conviertes en una rutina divertida (por ejemplo, con canciones, juegos o incluso dejándole cepillarse solo -con tu supervisión), será mucho más sencillo. También puedes usar cuentos o dibujos que hablen sobre la importancia de cuidar los dientes. De hecho, incluso hay cepillos de dientes que se iluminan o tocan música.

La transición a los alimentos sólidos es un gran paso en el desarrollo de tu hijo. ¡También una gran oportunidad para comenzar a cuidar su salud bucodental. Aquí te dejo los puntos claves para que lo tengas siempre en cuenta:

  • Comienza el paso a los sólidos entre los 6 y 8 meses (en función del desarrollo de tu bebé).

  • Dale alimentos con texturas que favorezcan la masticación.

  • Evita o limita el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar de tu hijo.

  • Limpia las encías del bebé con una gasa húmeda antes de que salgan sus dientes de leche.

  • Utiliza cepillo con pasta con flúor (cantidad mínima).

  • Acude al odontopediatra antes de su primer año de vida.

Recuerda que debes cuidar la salud oral de tu pequeño desde que nace. Con buenos hábitos de higiene dental desde el principio, no solo vas a proteger sus dientes, sino que también le estarás enseñando a cuidar su cuerpo y su salud de por vida.

¿Es perjudicial besar a los bebés en la boca?

 

¿Cómo influye en la salud oral besar a los bebés en la boca?


Los padres primerizos suelen pasar por alto que los bebés llegan al mundo con la boca completamente libre de bacterias. Es decir, su cavidad oral se encuentra estéril al momento del nacimiento. Algo que cambia durante la erupción de los primeros dientes de leche. En esta etapa de la vida del bebé su boca comienza a ser colonizada por microorganismos. Una de las primeras bacterias que aparecen en la cavidad oral de los bebés es la Streptococcus mutans, una de las principales responsables de las caries dentales y otras patologías bucales. Durante el parto, cuando el bebé atraviesa el canal vaginal, resulta bastante frecuente que adquiera algunas bacterias de la madre, lo que representa uno de los primeros contactos con microorganismos. Más adelante, la lactancia también contribuye al proceso de colonización de las bacterias en su boca, ya que a través de la leche materna se transmiten algunos microorganismos beneficios. Además, el intercambio de besos y las muestras de afecto entre padres e hijos también influye en la formación de la flora bacteriana que habitará la boca del pequeño.

Estos primeros contactos bacterianos son claves, ya que determinan en gran medida qué tipo de microorganismos se instalarán en la cavidad oral del bebé. Dependiendo de esta composición, el niño podrá ser más o menos propenso a desarrollar caries o enfermedades en las encías en el futuro. Por eso, se considera que los padres (y cuidadores en general) pueden ser una vía directa de transmisión de bacterias y virus bucales. Ante esta realidad, es fundamental que los adultos mantengan una higiene oral adecuada, no solo por su propia salud; sino también como medida de prevención para sus hijos. Cuidar la salud bucodental desde el entorno familiar es una forma eficaz de reducir el riesgo de enfermedades desde los primeros meses de vida del bebé.

¿Qué ocurre si se les transmiten estas bacterias los bebés?


Se ha comprobado que cuando la boca del bebé entra en contacto con bacterias que provocan caries desde una edad temprana, existe un mayor riesgo de que desarrolle caries en poco tiempo. Pero este no es el único problema que puede surgir. La periodontitis —también conocida como piorrea— es otra afección bastante frecuente en personas adultas. Esta patología consiste en la inflamación de las encías, y cuando no se trata a tiempo o correctamente puede dañar los tejidos que sostienen los dientes o incluso provocar su pérdida. Lo más preocupante es que esta enfermedad también puede transmitirse entre personas, especialmente entre padres e hijos. Lo cierto es que nuestra boca alberga millones de microorganismos que, con el transcurro del tiempo, forman una capa denominada placa bacteriana sobre los dientes. Aunque la placa bacteria es invisible, puede ser muy dañina si no se elimina correctamente con el cepillado diario de los dientes. De hecho, cuando se acumula demasiado, provoca la inflamación y el sangrado de las encías (gingivitis). Si dejamos pasar por alto esta afección, lo más normal es que acabe desembocando en un problema mucho mayor: la periodontitis.

Estas bacterias pueden pasar de adultos a niños de forma muy sencilla. Incluso a través de gestos tan cotidianos como los besos. Ahora bien, no se trata de alarmarse ni de dejar de mostrar afecto a nuestros hijos. Lo importante es ser conscientes de estos riesgos, sobre todo si hay antecedentes de problemas bucales en la familia. La mejor recomendación es mantener una buena rutina de higiene bucodental y acudir al dentista de forma regular para realizar controles preventivos. Además de la colonización por bacterias que causan la caries y la periodontitis, también existen otras enfermedades que se transmiten por la boca, como por ejemplo: los catarros y resfriados, el herpes, la meningitis, la hepatitis B o las verrugas. Por esta razón, lo ideal es evitar -o disminuir la frecuencia- dar besos en la boca a bebés y niños. Debemos ser conscientes de que el sistema inmunitario de los más pequeños de la casa está en desarrollo y aún tiene que adquirir la protección de las vacunas de muchas enfermedades.

¿Por qué los bebés son más vulnerables a las bacterias de la boca?


Los bebés nacen con una cavidad bucal estéril, es decir, sin bacterias. A medida que crecen, su boca se va colonizando por microorganismos que provienen principalmente de sus cuidadores. Si un adulto tiene una alta carga de bacterias cariogénicas, como Streptococcus mutans, existe una mayor probabilidad de que estas se transmitan al bebé. Además, el sistema inmunológico del bebé todavía no está completamente desarrollado. Esto significa que el bebé es muy susceptible a contraer infecciones y enfermedades bucodentales. ¿Y qué sucede con la lactancia materna? Por lo general, la leche materna no se asocia con un aumento en el riesgo de parecer caries. No obstante, es esencial que la madre mantenga unos buenos hábitos de higiene oral, ya que bacterias como Streptococcus mutans pueden estar presentes en su boca y, si se transmiten al bebé, podrían aumentar el riesgo de caries. Por lo tanto, se recomienda que las madres mantengan una adecuada salud bucal y eviten prácticas como compartir utensilios o besos en la boca con el bebé.

¿Cómo prevenir la transmisión de bacterias a la boca del bebé?


Para proteger la salud bucodental del bebé, es esencial adoptar ciertas prácticas:

Evitar besos en la boca: aunque es natural querer besar a nuestro bebé, es recomendable evitar los besos en la boca para prevenir la transmisión de bacterias.

No compartir utensilios: evita compartir cucharas, biberones o chupetes con el bebé, ya que esto puede transferir bacterias de tu boca a la de tu pequeño.

Mantener una buena higiene bucal: los padres deben cepillarse los dientes regularmente y visitar al dentista para reducir la carga bacteriana en su boca.

Limpiar las encías del bebé: antes de la erupción de los dientes, es recomendable limpiar las encías del bebé con una gasa o paño húmedo para eliminar restos de leche y prevenir infecciones.

¿Cuándo debe el bebé visitar al dentista?


Lo ideal es que el bebé visite por primera vez la clínica del dentista alrededor de su primer año de vida o cuando erupcione su primer diente de leche. Durante esta consulta, el odontopediatra puede evaluar la salud bucal del bebé, ofrecer orientación sobre cuidados y detectar posibles problemas en etapas tempranas. Si no se toman medidas para evitar la transmisión de bacterias, el bebé puede enfrentar varios problemas bucales:

Caries dental temprana: la presencia de bacterias cariogénicas en la boca del bebé puede llevar al desarrollo de caries en los dientes de leche, que son esenciales para la masticación y el desarrollo del habla.

Infecciones bucales: la transmisión de bacterias patógenas puede causar infecciones en las encías y otros tejidos bucales del bebé.

Desarrollo de malos hábitos: prácticas como chuparse el dedo o usar chupetes contaminados pueden afectar el desarrollo de la boca y los dientes del bebé.

¿Qué hacer si ya se ha besado al bebé en la boca?


Si ya has besado a tu bebé en la boca, no entres en pánico. Lo importante es comenzar a implementar las medidas preventivas mencionadas anteriormente para reducir el riesgo de transmisión de bacterias. Mantén una buena higiene bucal, evita compartir utensilios y programa una visita al dentista para asegurarte de que la salud bucal del bebé esté en óptimas condiciones. Los besos son una expresión natural de amor y cariño hacia nuestros bebés. Sin embargo, es fundamental ser conscientes de que pueden transmitir bacterias que afectan su salud bucodental. Adoptando prácticas de higiene adecuadas y evitando compartir saliva con el bebé, podemos proteger su boca y asegurar un desarrollo saludable. Recuerda que la prevención es la clave para una sonrisa sana desde el inicio.

Odontología mínimamente invasiva en niños

Cuando pensamos en llevar a nuestros hijos al dentista, a la mayoría se nos vienen a la mente imágenes de ruidos de taladros, jeringas, niños llorando y caras de susto. Pero, ¿y si te dijera que la odontología moderna está cambiando eso? Hoy en día, existe un enfoque mucho más amigable, respetuoso y menos agresivo con los dientes de los peques: la odontología mínimamente invasiva. Este tipo de odontología busca cuidar y tratar los dientes sin hacer más daño del necesario, aprovechando las tecnologías modernas y una mejor comprensión de cómo funcionan las caries y la salud bucal en general.

¿Qué significa «odontología mínimamente invasiva»?


Antes de entrar en la materia, comprendamos a que hacen referencia estas palabras. La odontología mínimamente invasiva es un conjunto de técnicas que intentan conservar los dientes de la mejor forma posible. Es decir, en lugar de ir directo al taladro, se buscan formas más suaves y cuidadosas para tratar los dientes. Esto no quiere decir que se dejen de tratar las caries y otras patologías bucodentales, sino que se hace de forma más respetuosa con los tejidos duros y blandos de la boca del niño. Se prioriza la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento que dañe lo menos posible el esmalte y la dentina (las capas del diente).

Odontología mínimamente invasiva en niños: ¿por que esta importante?


Los dientes de los niños no son iguales a los de los adultos. Los dientes temporales, también llamados dientes de leche, tienen un esmalte más delgado y una pulpa (la parte interna del diente) más grande en proporción, lo que los hace más sensibles. Además, la experiencia que tenga un niño en el dentista puede marcarle de por vida. Cuando un niño que va por primera vez a un dentista pasa un mal rato, es muy probable que desarrolle odontofobia y no quiera acudir nunca más a la consulta. Por eso, el enfoque mínimamente invasivo no solo protege sus dientes, sino también su bienestar emocional.

Principales técnicas de odontología mínimamente invasiva en niños


Ahora sí, vamos a lo interesante: ¿cómo se trata a los niños con esta filosofía? Existen varias técnicas y herramientas que forman parte de la odontología mínimamente invasiva. A continuación, te explicamos las más comunes y eficaces:

Selladores de fisuras: Los molares de los niños -especialmente, los recién erupcionados- tienen unos surquitos (llamados fisuras) donde se acumulan con facilidad los restos de alimentos y bacterias. Para evitar que en esta zona se forme una caries, se colocan selladores: una capa plástica que cubre esos surcos y los protege. Esta técnica es indolora y no requiere del uso de anestesia. Sin embargo, es muy eficaz a la hora de evitar el desarrollo de patologías dentales en el futuro.

Fluoruros y barnices: el fluoruro ayuda a fortalecer el esmalte dental y puede incluso revertir caries en su etapa inicial. Los odontopediatras aplicamos barnices de flúor directamente sobre los dientes del niño. Es rápido, indoloro y muy eficaz. Aunque no remplaza al cepillado de los dientes, es una excelente ayuda extra.

Tratamientos de caries sin anestesia ni taladro: una de las técnicas más interesantes es la del tratamiento químico de la caries. Aquí se utilizan productos como el papacárie o el caridex, que son geles que se aplican sobre el diente y ayudan a «reblandecer» la parte de la caries para retirarla sin necesidad de usar la fresa (el famoso taladro del dentista). También se usa una técnica llamada infiltración de resinas (como el sistema ICON), ideal para caries muy superficiales. Se aplica una resina que sella la caries sin necesidad de perforar el diente.

Técnica ART (tratamiento restaurativo atraumático): esta técnica es muy frecuente en lugares con pocos recursos (por ejemplo, en países del tercer mundo); pero también en odontología infantil moderna. Consiste en limpiar la caries con instrumentos manuales (sin taladro) y colocar un material especial (como ionómero de vidrio) que se adhiere muy bien al diente y libera flúor. Es un tratamiento ideal para niños con odontofobia (miedo al dentista) o con necesidades especiales.

Prevención de caries: la odontología mínimamente invasiva no se enfoca solo en tratar, sino en prevenir y mantener. El dentista evalúa el riesgo de caries del niño (por su dieta, higiene, genética, etc.) y crea un plan personalizado que puede incluir:

-Consejos sobre alimentación (dietas con menor cantidad de alimentos ricos en azúcar y bebidas ácidas).

-Técnicas correctas de cepillado y uso de hilo dental.

-Visitas regulares para revisar el estado de los dientes.

Odontología mínimamente invasiva: el papel de los padres es fundamental

La odontología mínimamente invasiva resulta mucho más eficaz, cuando los padres toman cartas en el asunto. Dicho de otro modo, no se trata solo de acudir con su hijo al dentista cuando a este le duele una muela, sino de inculcarle buenos hábitos para el cuidado de su boca desde que es pequeño. Aquí te dejamos algunas consejos muy útiles la respecto:

-Lleva a tu peque al odontopediatra antes del primer año: aunque no lo parezca, los dientes de leche también necesitan revisión.

-Supervisa el cepillado de los dientes hasta al menos los 8 años: la mayoría de los niños menores de esta edad no tienen la suficiente destreza para limpiarse los dientes y la boca correctamente.

-Evita dar alimentos azucaradas entre comidas: los snacks dulces entre horas son el peor enemigo de los dientes.

-Sé un buen ejemplo: si tu hijo observa que tu te cuidas los dientes, probablemente, el también haga lo mismo.

¿Cuándo es necesario usar el taladro o anestesia?


Aunque la odontología mínimamente invasiva es muy efectiva, lo cierto es que en determinados casos no queda más remedio que hacer un tratamiento convencional. Por ejemplo, si una caries está muy avanzada o el nervio está infectado, el tratamiento necesitará el uso de anestesia y una técnica más completa. La clave reside en detectar las patologías a tiempo. Cuando llevamos a los niños al odontopediatra con frecuencia, la mayoría de las caries pueden ser tratadas sin dolor, sin pinchazos y sin malas experiencia para los peques de la casa.

Beneficios de la odontología mínimamente invasiva


Para concluir, veamos un resumen de todas las cosas positivas que nos ofrece la odontología mínimamente invasiva en los niños:

  • Menos dolor y menos miedo.
  • Se conservan los dientes naturales por más tiempo.
  • Se crean hábitos de prevención desde pequeños.
  • Las visitas al dentista se vuelven algo positivo.
  • Disminuye la necesidad de tratamientos complejos en el futuro.

La odontología mínimamente invasiva llegó para quedarse, y es una excelente noticia para las familias. Gracias a este enfoque, es posible cuidar la salud bucal de nuestros hijos sin necesidad de que estos pasen por experiencias traumaticas o el dolor. Con técnicas más suaves, herramientas modernas y un enfoque preventivo, estamos enseñando a los niños que ir al dentista no tiene por qué ser una pesadilla. Así que ya sabes, si tienes peques en casa, busca un odontopediatra que trabaje con este enfoque. Cuanto antes empieces, más fácil será mantener sanas y felices las sonrisas de tus hijos.

Salud oral infantil: mejores productos de limpieza

 

Salud oral infantil: productos de higiene dental para niños


Encontrar productos para el cuidado bucodental de los más pequeños es una tarea complicada. Al pensar en la sección de productos de higiene dental de su supermercado o farmacia, ¿cuáles son las palabras que le vienen a la cabeza? «Divertido» o «adecuado para niños», probablemente, no sean los términos que se le ocurran. La mayoría de los productos de higiene y cuidado bucodental están hechos por y para adultos. Resultan poco llamativos para los peques. Además, en algunas ocasiones, ¡ni siquiera son tan seguros o eficaces como imaginas! Por un lado, están los productos “tradicionales”: muchos de ellos se fabrican con ingredientes perjudiciales o no se ajustan a las necesidades específicas de los niños. Como ejemplo de esto tenemos el hilo dental con PFAS (teflón) o el colutorio a base de alcohol (relacionado con el cáncer). En el lado opuesto, tenemos los productos “naturales”: elaborados con ingredientes como aceites esenciales o carbón activo. Aunque esto son más seguros, lo cierto es que no siempre es así. Sin ir más lejos, el carbón activo o duro contribuye a un desgaste acelerado del esmalte dental. Los aceites de menta y eucalipto eliminan las bacterias nocivas para la boca, pero también las beneficiosas. Entonces, ¿cuáles son los productos más eficaces para el cuidado de la salud oral infantil?  En este escrito, te lo contamos.

¿Cuáles son los mejores productos para la salud oral infantil?


1. Cepillos de dientes para niños: las cerdas del cepillo deben ser suaves para cuidar el esmalte dental y las encías sensibles de los niños. Para los niños con una edad inferior a 3 años, es mejor que las cerdas de los cepillos sean extra suaves. En el caso de niños con más de 3 años, se recomiendan cepillos dentales con cerdas suaves. Los especialistas en salud oral infantil reiteramos que las cerdas duras pueden ocasionar daños en los dientes y encías de los pequeños. Además, estos cepillos resultan dolorosos, lo que suele desmotivar a los niños. También es esencial que las cerdas de los cepillos estén fabricadas con nylon, ya que este material garantiza que sean duraderas y eficaces. Respecto a la cabeza del cepillo, es importante adquirir cepillos que tengan una cabeza de pequeño tamaño y redondeada. De este modo, el cepillo se ajusta correctamente a la boca del niño permitiendo llegar a todas las áreas, incluso las más complicadas de limpiar. Contrario a lo que los padres suelen imaginar, no hay un cepillo de dientes que funcione a la perfección para todos los niños. A continuación, le presentamos los mejores cepillos de dientes para niños adaptados a necesidades específicas:

a) Para niños pequeños: cepillos de dientes extra suaves Toddler Ultra Soft, Jordan Step 1, Oral-B Pro Kids, Vitis Baby 0-3 o Curaprox 5460.

b) Para niños que requieren un extra de motivación para cepillarse: cepillos de dientes musicales y/o eléctricos Seago, Sonic Brush V5, Junior o Innogio Giogiraffe.

c) Para adolescentes con tratamiento de ortodoncia: cepillos de dientes con cerdas suaves e interdentales TePe Orthodontic, Gum Ortho Atida, Vitis Orthodontic o Y-Kelin.

2. Las mejores pasta de dientes para niños: seleccionar la pasta adecuada para los más pequeños de la casa puede parecer una tarea bastante sencilla hasta que comienzas a buscar información en Internet. Obviamente, la cuestión de si debe o no contener flúor es un tema que suscita mucho debate, y por esto hemos querido aclarar todas las preguntas que suelen aparecer al momento de comprar dentífrico para niños. Para garantizar que la pasta de dientes sea segura y eficaz para los peques, es esencial que tomes en consideración los siguientes aspectos:

a) Niños de 0 a 3 años: la pasta dental que se emplee en el cepillado de los dientes debe contener 1000 ppm de flúor. Además, la cantidad de pasta que hay que poner sobre el cepillo tienen que ser del tamaño de una grano de arroz. Ejemplos de mejores pastas de dientes para niños con estas edades: Vitis Kids Gel (sabor a cerezas), Orgadent for Kids (frutas del bosque), Lacer Natur (menta) o Weleda Gel (maíz).

b) Niños de 3 a 6 años: el dentífrico tiene que ser el mismo, pero la cantidad de pasta que se utilice debe ser algo mayor (alrededor del tamaño de un guisante).

c) Niños de 7 o más años: los dentífricos que hay que utilizar para el cepillado de los dientes del niño han de contener 1450 ppm de flúor. Es importante recalcar que, a menudo, muchos dentífricos tienen el etiquetado sin actualizar. Por lo tanto, no hay que dejarse guiar por la edad que pone, sino por las partes por millón de flúor (ppm de flúor). Las pastas dentales con menos de 1000 ppm no previenen la caries en niños con más de 6 años.

Como último punto apunte, ¡recuerda que el cepillo y la pasta de dientes tienen que usarse tan pronto como erupcione el primer diente de su hijo! Además, el cepillado tiene que realizarse, al menos, dos veces al día y poniendo especial énfasis en la higiene dental nocturna. Durante las horas de sueño, es cuando más proliferan las bacterias de la boca. Por lo tanto, el cepillado dental tiene que ser muy riguroso después de cenar, si quiere salvaguardar la salud oral infantil de su hijo.

3. Enjuagues bucales para niños: escoger los colutorios dentales para niños también es una tarea difícil. Para facilitarle las cosas, aquí le exponemos algunas recomendaciones útiles antes de usar enjuagues bucales con los niños:

a) Edad: lo ideal es esperar a que los niños tengan 6 o 7 años antes de que usen enjuague bucal. Cuando alcanzan esa edad, los niños han desarrollado los reflejos necesarios para escupir los enjuagues bucales. Esto es esencial, ya que los colutorios contienen ingredientes perjudiciales para el organismo.

b) Elegir el enjuague correcto: la oferta de colutorios es amplísima. Por lo tanto, hay que tener en cuenta aquellos colutorios que se adapten a las necesidades específicas de la salud oral infantil.  Es importante considerar aspectos como la edad; los tratamientos de ortodoncia; la dieta; la prevención contra caríes o la eliminación de la placa bacteriana, ya que todos estos factores determinan la necesidad de usar uno u otro enjugue bucal. De ahí, que los odontopediatras siempre recomendamos a los padres que nos lo consulten previamente antes de permitir a sus hijos usar este producto. Ejemplos de enjugues bucales para niños: Vitis Junior (sabor multifrutas), Fluorkin (prevención de caries, sabor fresa), Flúor Lacer (caries/fresa), Oraldine 400 MI (menta) o Listerine Kids Smart Rinse (frutos rojos).

c) Los colutorios dentales son un complemento: bajo ningún concepto los enjuagues bucales deben utilizarse en sustitución del cepillo de los dientes y el uso del hilo dental.

d) Enjuagues como aliado de los tratamientos: si un niño está llevando a cabo un tratamiento de ortodoncia, es probable que los enjuagues resulten muy útiles para completar la higiene bucodental. Ejemplos de marcas más populares: Vitis Ortho, Orthokin, Gum Ortho, Lacer o Miradent.

e) Evitar el uso de enjuagues con alcohol: estos productos resecan la mucosa bucal y disminuyen la producción de saliva.

Preguntas frecuentes sobre salud oral infantil

10 preguntas más frecuentes realizadas a los odontopediatras

¿Cuándo llevar por primera vez a los niños al odontopediatra?


El primer diente de leche suele erupcionar alrededor de los 6 meses de edad. Por lo tanto, es justo en este momento cuando se debe iniciar el control de la salud bucodental. Las revisiones dentales prematuras son esenciales: sirven de orientación a los padres (especialmente, en ámbitos como la nutrición y los hábitos orales del niño); controlan el crecimiento de los dientes y, en caso de ser necesario, llevan a cabo tratamientos preventivos (uso de flúor, sellado de fosas y fisuras…) que salvaguardan los dientes y encías de los niños.

¿Pueden desarrollar caries dental los niños y niña?


Por supuesto, los dientes de leche también pueden desarrollar caries de la misma manera que lo hacen los dientes definitivos. Sin embargo, es necesario tener un mayor cuidado debido a las particularidades de la dentición temporal. De hecho, la caries tiene un efecto negativo en la salud oral mucho mayor cuando aparece en los dientes de leche. Dado que la dentición temporal es menos resistente que la definitiva, la caries tiene un impacto más profundo y veloz en el tejido nervioso de un diente de leche. Además, esto puede tener una repercusión negativa en la erupción y el crecimiento de los dientes definitivos. Por tanto, es esencial prevenir y tratar las caries dentales en las piezas de leche.

¿Cuándo deben comenzar a cepillarse los dientes los niños?


La limpieza de los dientes en casas es determinante, cuando se trata de evitar patologías en la salud oral de los niños (caries, gingivitis, periodontitis…). Es tan importante que, incluso antes de la aparición de los primeros dientes de leche, los padres deben usar gasas para eliminar los restos de papilla de las encías de los bebes. Cuando los primeros dientes hayan brotado y, preferentemente, de acuerdo con la recomendación del odontopediatra; se podrá incluir el uso del cepillo dental diseñado para bebés.

¿Qué clase de cepillo y pasta de dientes se recomienda que usen los niños?


La costumbre de cepillarse los dientes tras cada comida es más importante que el uso de un cepillo manual o eléctrico. Cualquiera de estos métodos es una excelente alternativa siempre que los padres animen a los niños a cepillarse los dientes correctamente y a cuidar de su salud oral desde una edad temprana. Sin embargo, el tipo de pasta dentífrica variará en función de la edad del niño. Hasta que los niños llegan a los 6 o 7 años de edad, fase en la que comienzan a regular su deglución, se aconseja la utilización de una pasta dental que incorpore un máximo de 500 ppm de flúor. A partir de entonces, los niños pueden usar pasta dental que contenga la misma cantidad de flúor que la usada por los adultos.

¿Qué clase de cepillo y pasta de dientes se recomienda que usen los niños?


Esto depende de las necesidades específicas de cada niño. De hecho, la frecuencia en las visitas debe ser establecida por el odontopediatra basándose en el estado de salud oral que presenta el niño. A medida que un tratamiento requiera más cuidados, lo habitual es que la frecuencia en las visitas al dentista se incrementen. Además, también es importante acudir a la clínica de un dentista incluso si el niño no muestra signos de patología oral (caries, periodoncia, maloclusión…). Esto se debe a que la Odontopediatría es una especialidad que también se encarga de evaluar si el desarrollo de los dientes y encías son correctos. Por ello, se aconseja llevar, al menos, una vez al año a los niños al dentista.

¿Cuándo comienzan a salir los dientes de leche y cómo es su evolución?


Los dientes de leche desempeñan un papel importante en el crecimiento de los niños, siendo las funciones relacionadas con la masticación y el habla las más destacadas. Aunque el momento en el que erupcionar los dientes puede variar en cada niño, lo cierto es que lo habitual es que los primeros dientes de leche aparezcan alrededor de los 6 meses de vida. Cuando el niño ha cumplido los 3 años de edad, debe poseer todos los dientes de leche (en total, 20 piezas). Alrededor de los 6 años de edad, la dentición temporal comienza a caerse para dar terreno a la erupción de los dientes definitivos. Como ya se apuntó con anterioridad, preservar la salud de los dientes de leche es esencial para el adecuado desarrollo de la dentición definitiva. Los dientes de leche tienen una función de guía, por lo que su estado afectará al posterior desarrollo de los dientes permanentes.

¿Cómo aliviar las molestias provocadas por la erupción de los primeros dientes?


Que los niños sientan dolores durante la erupción de los dientes el algo totalmente normal y muy frecuente. Para aliviar estas molestias (dolor, irritación o enrojecimiento de las encías), es importante visitar al dentista para escoger entre una amplía variedad de pomadas que disminuyen los dolores; así como el uso de mordedores. Además, se aconseja evitar que los bebés tomen el biberón con alimentos ricos en azúcar (por ejemplo, los zumos de frutas industriales), ya que estos se mantienen durante mucho tiempo en la boca, lo que puede provocar la caries del biberón.

¿Por qué los niños tienen mal aliento al levantarse de la cama?


La halitosis o mal aliento puede originarse en los niños por diversas razones. Generalmente, suele ocurrir por la presencia de caries dentales o enfermedades en las encías, como la gingivitis o la periodontitis. Sin embargo, el mal aliento en los niños también puede ser causado por la sinusitis o algún tipo de patología gástrica. Por esta razón, es esencial acudir regularmente al odontopediatra para que este determine el origen del problema y, en caso de ser necesario, derivar al niño a otros especialistas. En caso de ser un factor oral, el odontopediatra establecerá el tratamiento más adecuado para solucionar el problema que verdaderamente sea resultado de una de las enfermedades bucodentales que hemos mencionado

¿Qué debo hacer si mi hijo se rompe o se fractura un diente?


Las fracturas o pérdidas de dientes por traumatismos son muy frecuentes en niños. Si esto le sucede a tu peque mantén la calma y sigue los siguientes pasos. Si el diente que se ha desprendido es definitivo y está fuera de la boca, deberás cogerlo con cuidado y sin tocar la raíz. Si está sucio enjuágalo con agua y sin frotar. Acude inmediatamente al odontopediatra y lleva el diente, al ser posible dentro de la primera hora. Para transportarlo, lo ideal es que lo sumerjas en una bolsita de plástico con un poco de leche y pongas la bolsa en una taza a la que le añadas hielo. Si tu hijo es mayor de 12 años, puede transportarlo en la boca (con cuidado de que no se lo trague). También puede transportarlo en un paño húmedo. Si el diente desprendido es el de leche nunca se repondrá. Si el diente está astillado o roto, el odontopediatra determinará el tratamiento adecuado según la gravedad del daño. En algunos casos, el diente puede ser restaurado con una corona. En estos casos, mantén la calma, actúa con inmediatez y sigue las recomendaciones del odontopediatra para garantizar la salud y el bienestar dental de tu hijo

¿La odontopediatría ayuda a reducir el miedo de mi hijo al dentista?


Es común que los niños tengan miedo al dentista, pero hay estrategias para ayudarles a superar ese miedo. Es importante explicarles el proceso de forma sencilla y alentadora, y permitirles que hagan preguntas y expresen sus preocupaciones. Además, es fundamental buscar un odontopediatra que tenga experiencia en tratar a niños y que pueda ayudarles a sentirse cómodos durante las visitas. Otro aspecto a tener en cuenta es que los peques deben percibir la visita al dentista como algo positivo. Desaconsejamos que se utilice la figura del dentista como una amenaza o castigo para frenar un comportamiento, evitando comentarios como: “si sigues comiendo tantos caramelos el dentista te va a sacar los dientes”. Acudir a revisiones con frecuencia y antes de que suceda un problema ayudará a establecer una relación más positiva y de confianza con el odontopediatra. La clínica y el instrumental le resultará más familiar y mitigará los nervios causados por el desconocimiento.

Lactancia materna en la salud oral

 

La lactancia materna es la alternativa más recomendada por las entidades internacionales de pediatría y la Organización Mundial de la Salud, ya que proporciona la mayor cantidad de nutrientes para alimentar al bebé. Pese a ello, se dan circunstancias particulares que provocan que muchas mujeres rechacen la lactancia materna. La odontología materno-infantil, especializada en los bebés, es un nuevo campo de la Odontología que, de alguna manera, brinda a los odontopediatras la posibilidad de examinar y dominar los factores de riesgo de las enfermedades bucodentales antes de que estás se manifiesten. La lactancia materna ofrece muchas ventajas nutricionales para los recién nacidos, pero también influye positivamente en su salud oral.

Beneficios de la lactancia materna para los bebés


La leche materna posee anticuerpos que contribuyen a evitar patologías de todo tipo. Tanto a nivel de salud general como de salud bucodental. Entre otras afecciones orales, disminuye significativamente el peligro de desarrollo de caries dental del recién nacido. Respecto a los beneficios para la salud general, destacan: la reducción del peligro de infecciones; así como de enfermedades graves y enfermedades crónicas (asma, obesidad, diabetes tipo 2, celiaquía, hipercolesterolemia e hipertensión). Respecto a las ventajas de la lactancia materna relacionadas con la salud oral; es esencial resaltar que la actividad muscular de los bebés que reciben lactancia materna reduce la posibilidad de desarrollar patrones musculares disfuncionales, los cuales pueden ser propensos a la maloclusión o al surgimiento de trastornos de la articulación temporomandibular (ATM). Además, se ha comprobado que la lactancia materna promueve que el bebé respire correctamente, ya que favorece a un adecuado posicionamiento de la lengua y crecimiento de los músculos de la boca. En resumen, estos son los beneficios de la lactancia materna para la salud bucodental de los bebés:

Aporta minerales: tales como el fósforo o el calcio que favorecen la remineralización del esmalte dental.

Disminuye la desmineralización: aumenta el pH de la boca de los bebés. Esto refuerza el esmalte de los dientes evitando el desarrollo de caries.

Evita el crecimiento bacteriano: algunos elementos de la leche materna impiden el crecimiento de bacterias orales.

Facilita la lucha contra las bacterias: el amamantamiento promueve la producción de saliva. Como sabemos, la saliva es esencial en la eliminación de los restos de comida y de la placa bacteriana. Por lo tanto, también evita el desarrollo de bacterias orales.

Favorece el crecimiento adecuado de la estructura facial: que es esencial para la succión, la deglución y la respiración. Por ende, la lactancia materna previene futuros hábitos nocivos, como el uso excesivo del chupete o la succión del dedo pulgar.

Desarrollo de la mandíbula: la mandíbula se presenta de tal manera que encaja perfectamente con el maxilar superior. De este modo, el bebé desarrolla una mordida adecuada que le permite masticar correctamente los alimentos y un crecimiento adecuado de las piezas dentales

Facilita la respiración: favorece la respiración del bebé porque le obliga a respirar por la nariz y a colocar bien la lengua, así el paladar también adquiere la posición correcta.

La lactancia materna por un periodo prolongado puede perjudicar la salud oral


La leche materna es un fluido complejo biológicamente hablando, debido a que tiene una función protectora y es inmunomoduladora. La leche materna no es cariogénica en sí misma, es decir, no tiene un elemento concreto que promueva el desarrollo de las caries dentales. Ahora bien, es importante recalcar que si contiene lactosa, también conocida como la azúcar de la leche, que contiene azúcares. Por este motivo, es fundamental limpiar la cavidad oral de los recién nacidos tras el amamantamiento. Esta es la forma más efectiva de evitar que el azúcar de la leche materna puede perjudicar la salud oral de los bebés (en especial, cuando la lactancia materna se prolonga por mucho tiempo).

Alternativa a la lactancia materna: la caries del biberón


El biberón es una de las alternativas más habituales para sustituir la lactancia materna. Por esta razón, es particularmente relevante considerar algunas sugerencias con relación a la toma del biberón. Se ha de evitar añadir azúcar o miel a los biberones, ya que esto representa un factor de riesgo evidente para la caries dental en la infancia. La caries del biberón es una patología bucodental que afecta a los bebés y niños de corta edad. Ocurre debido a la prolongada exposición de los dientes a líquidos con azúcares -especialmente, durante los horarios nocturnos- cuando la producción de la saliva disminuye. Los alimentos que a menudo provocan la caries del biberón incluyen: leche materna en consumos excesivos; fórmulas para lactantes; zumos de frutas, bebidas gaseosas, jarabes y agua con miel.

Cuando este tipo de bebidas permanecen en la boca del bebé por mucho tiempo, los azúcares que contienen pueden alimentar a las bacterias presentes en los dientes y mandíbula. Estas bacterias generan ácidos que deterioran el esmalte dental, lo que alargo plazo puede desencadenar la aparición de las caries. Para evitar que el bebé desarrolle caries del biberón, se recomienda limpiar la cavidad oral y sus dientes antes de que se vaya a dormir. También es importante evitar o reducir el consumo de alimentos o bebidas con alto contenido en azúcar antes de acostarse, y evitar que se quede dormido con el biberón en la boca. Finalmente, acudir con el bebé a una clínica de odontopediatría de manera regular. Durante la consulta, el odontopediatra revisará que todo está bien en la cavidad oral del recién nacido.

Consecuencias de las caries en los dientes de leche


Es importante destacar la importancia de preservar la salud de los dientes de leche. Por norma general, los padres suelen pensar que, al tratarse de dientes temporales, no es necesario mantener una buena higiene oral. Sin embargo, los dientes de leche juegan un papel clave en la masticación, deglución y el habla del niño. En la actualidad, la caries dental es la patología bucodental más frecuente en la infancia. ¿Por qué es esencial cuidar los dientes de leche? Porque existe una relación directa entre los dientes de leche y los permanentes. Si se desarrolla caries dental en los dientes de leche, seguramente también se produzca en los definitivos. Además, la caries en los dientes de leche también tienen otras consecuencias negativas para los pequeños de la casa: dolor dental, desarrollo físico inadecuado, desaparición de piezas dentales, anomalías en la pronunciación de las palabras, etc.

En nuestra clínica Praxis Dental en Toledo contamos con un amplio equipo de profesionales de la odontopediatria. Si quiere garantizar la correcta salud oral de los niños o saber más sobre cómo influye la lactancia materna en sus dientes, ¡no dude en visitarnos!

El mal aliento en los niños

 

El mal aliento le ocurre a todo el mundo, incluso a los niños. No es raro despertarse con una carita somnolienta lista para un abrazo matutino, solo para ser recibido con un soplo inesperado y desagradable mal aliento. Si bien el mal aliento ocasional es normal, los problemas persistentes pueden indicar algo más. Exploremos por qué los niños experimentan mal aliento, cómo controlarlo y cuándo comunicarse con su dentista pediátrico.

¿Qué es el mal aliento o halitosis?


La halitosis o mal aliento es una afección muy recurrente tanto en adultos como niños. De hecho, resulta bastante normal que los más pequeños de la casa experimenten episodios esporádicos de mal aliento tras consumir alimentos con un fuerte aroma como el ajo, la cebolla o determinados quesos. Por otro lado, el aliento matutino también es otro responsable de la halitosis debido a la sequedad de la boca tras una noche de sueño larga y agradable. No obstante, si el mal aliento persiste incluso tras el cepillado de los dientes, es importante profundizar un poco más en cuáles son sus causas.

¿Qué provoca el mal aliento en los niños?


Los padres no deberían preocuparse demasiado por el mal aliento de sus hijos. No obstante, cuando la halitosis es persistente en los pequeños, podría ser un síntoma de algo más grave. Estas son las razones más frecuentes por las que los niños tienen mal aliento:

Higiene dental deficiente y/o presencia de caries: los pequeños de la casa aún están en una etapa de aprendizaje en lo que respecta al cepillado de sus dientes y el uso del hilo dental. Por lo tanto, es normal que algunos de ellos no sigan un correcto hábito de higiene bucodental. Con el paso del tiempo, esto puede provocar que desarrollen caries dentales y mal aliento. Si cree que su hijo no se cepilla correctamente o evita el uso de la seda dental, probablemente esta sea la causa de su halitosis.

Xerostomía y respiración bucal: la sequedad bucal es otro motivo muy común de la presencia del mal aliento en los niños. Cuando los peques de la casa respiran por la boca en lugar de la nariz, la producción de saliva se reduce. Como ya hemos explicado en otras ocasiones, la saliva desempeña un papel crucial en la eliminación de las partículas de alimentos y bacterias, por lo que su ausencia puede causar olores desagradables. Respirar por la boca en vez de la nariz es un fenómeno muy recurrente en los niños, sobre todo, cuando están resfriados y sufren algún tipo de alergia.

Enfermedades e infecciones: determinadas enfermedades (por ejemplo, resfriado, inflamación de garganta o infección de los senos paranales) provocan que la nariz de los niños estén tapadas continuamente, favoreciendo el desarrollo del mal aliento. Las bacterias se alimentan de la mucosidad generada durante estas enfermedades, generando también olores desagradables. La halitosis también puede ser causada por la amigdalitis y otras infecciones similares, ya que las bacterias pueden acumularse en las amígdalas y la garganta.

Llagas y aftas en la boca: las úlceras, cortes o llagas en la boca a veces pueden provocar mal aliento, especialmente si se infectan. Otras afecciones, como el reflujo ácido, pueden hacer que los olores suban desde el estómago hasta la boca.

Medicamentos: determinados fármacos tienen como efecto secundario la sequedad de la boca y, por tanto, pueden contribuir al desarrollo del mal aliento. Si su hijo ha comenzado recientemente a tomar un nuevo medicamento y su aliento ha cambiado, esta podría ser la razón.

¿Cómo deshacerse del mal aliento en los niños?


La buena noticia es que la halitosis suele requerir un tratamiento sencillo. Con una pequeña modificación de hábitos y constancia, los padres pueden contribuir de manera crucial al mantenimiento de un aliento fresco y dientes sanos de sus hijos. Estos son las medidas más importantes a desarrollar:

Cepillado, hilo y colutorio dental: la base de un aliento fresco es una buena higiene bucodental. Los padres deben alentar a sus hijos a:

-Cepillarse los dientes tres veces al día (una por cada comida principal) como mínimo durante dos minutos cada vez. Además, es importante comprobar que los niños emplean la técnica adecuada: primero, los dientes superiores; después, los inferiores.

-Utilizar seda o hilo dental tras el cepillado de los dientes, de tal manera que se asegure la eliminación total de los restos de comida que haya podido quedar en los lugares inaccesibles para el cepillo.

-Cepillarse la lengua, ya que esta tiene la capacidad de alojar bacterias y partículas de alimentos.

-Usar enjuagues bucales tras el cepillo y el hilo dental. Es importante que los colutorios estén al menos durante 30 segundos dentro de la boca antes de que los niños los escupan. Se recomienda el empleo de los enjuagues bucales por parte de los niños a partir de los 6 o 7 años de edad.

Correcta hidratación y alimentación: para evitar el mal aliento, también es importante animar a los niños a:

-Consumir el agua suficiente a diario. Como ya se indicó, el agua es esencial a la hora de mantener una producción adecuada de saliva. La saliva contribuye a eliminar las bacterias y restos de comida, evitando así el mal aliento. Además, se recomienda restringir el consumo de bebidas azucaras por parte de los niños, ya que favorecen el desarrollo de la caries en los dientes.

-Ingerir alimentos que ayudan a no tener mal aliento, como frutas (manzanas, naranjas, ciruelas o peras), verduras (zanahorias, espárragos, lechuga o el brócoli) o yogures sin azúcar. Por el contrario, restringir el consumo de alimentos como la cebolla, el queso azul o las golosinas.

Chequeos dentales regulares: las visitas dentales de rutina son esenciales para detectar y abordar problemas como la acumulación de placa, caries y problemas de encías. Los odontopediatras también ofrecen consejos útiles para la mejora de la higiene bucodental de los niños.

La mayoría de las veces, el mal aliento de su niño desaparecerá después de implementar una mejor higiene bucal. Sin embargo, algunos niños padecen la halitosis de forma crónica. Si un dentista determina que la boca de su hijo está saludable, es posible que lo transfieran a un médico de atención primaria para realizar pruebas adicionales y diagnosticar la causa subyacente de la halitosis. Sin importar cuál sea la causa del mal aliento, enseñarles a los niños a formar buenos hábitos de cuidado dental a una edad temprana puede ser vital en términos de su salud bucal en la adultez.